lunes, 19 de diciembre de 2016

Simplemente miedo

Miedo... ese es el sentimiento que últimamente me acompaña las veinticuatro horas del día. Tengo miedo de dejar de ser yo, de no poder volver a sentir algo que no sea dolor, tengo miedo de que la soledad acabe siendo la única que me lleve de la mano el resto de mi vida, de no ser capaz de volver a reaccionar y perderlo todo definitivamente... tengo miedo de hundirme tanto que salir a flote me resulte imposible, miedo de que mi alma se pudra por intentar tapar tanto sufrimiento, miedo de no volver a reír a carcajadas, de que se apague del todo el brillo de mi mirada, de no poder sonreír... tengo miedo de los niños del parque, de las embarazadas que pasean y compran ropita de la talla cero, de los anuncios de juguetes, de las felicitaciones de navidad, de las noticias que para todos son buenas menos para mí...
Tengo miedo del agujero que hay en mi corazón, que no para de sangrar y de hacerme daño, que no me deja salir de esta espiral de autocompasión y desesperación, que me agota y me mata lentamente, tengo miedo porque nadie puede entenderme, porque nadie sabe nada, y porque no puedo caminar de una mano amiga, de una mano que sepa comprender el dolor que siento por esta incertidumbre, por esta impotencia, por esta ausencia, por esta desilusión que me acompaña cada día y que no puedo dejar atrás. 
Tengo miedo de perderme y de no poder volver a encontrarme y ni siquiera sé si ya es demasiado tarde...