viernes, 22 de febrero de 2013

Una carta para ti...

Hay tantas cosas que me gustaría poder explicarte... Recuerdos que remueven mil emociones, conversaciones plagadas de bromas, de sentimientos escondidos que afloraron irremediablemente a pesar de negárnoslos a nosotros mismos dejando a su paso sólo sinceridad, momentos de miradas esquivas que dejaron de serlo para convertirse en unos ojos que estaban hechos para encontrarse y no volver a apartar la vista de los otros, eso que no sabíamos que ocurría, pero en lo que ambos reparábamos cuando estábamos separados, gestos que nos delataban incluso cuando actuábamos como si nada ocurriera entre nosotros...

Y es que tengo momentos grabados a fuego, momentos en los que estamos tú y yo solos, y momentos en los que hay alguien más... Recuerdo los encuentros en el coche, recuerdo tenerte frente a mí, con el cuerpo de lado apoyado en el asiento del piloto, mirándome de una forma que no llegaba a comprender, recuerdo tus manos recorriendo mi mejilla, el tacto de tus dedos y mi reacción al sentirlos sobre mi piel, recuerdo que deseaba que el tiempo se parara y que no dejaras de acariciarme. Recuerdo las veces que callamos, las veces que nos mirábamos a los ojos sabiendo que en los del otro se escondía algo... las mismas veces que fingimos que nada estaba cambiando, que seguíamos besándonos haciendo como que no nos dábamos cuenta de nada, las mismas veces que nos decíamos a nosotros mismos que aquello sólo era un tiramillas. Recuerdo las primeras experiencias diferentes, los primeros días en que no hizo falta echarle un pulso al reloj, el simple hecho de compartir un almuerzo, dar un paseo por el centro, las diez horas que nunca acabarán o simplemente hablar claro, dejar de esconder lo que sentíamos...

No sabes cómo me hacer sentir cada vez que me dices que eres feliz conmigo, cada vez que me dices que soy increíble, no sabes lo que sentí cuando me dijiste que en las pocas fotos que tenemos juntos, sonríes más que en los últimos años, lo que sentí cuando me dijeron que no te veían tan ilusionado desde hacía tiempo, lo que siento al asomarme a tus ojos y ver lo que me dices con sólo una mirada, lo que siento cada vez que me dices "te quiero, bichito"... y es que no puedo escribir una lista con todos los momentos, palabras y sentimientos que tengo grabados en mí, porque entonces nunca acabaría... 

Y es que ahora me paro a pensar en cómo ha cambiado el cuento... En cómo antes, una cena juntos era algo impensable, pasear de la mano por la calle era una locura y dormir juntos, un imposible de manual... Y es que lo que me encanta de nosotros es que le damos importancia a las pequeñas cosas: a una cena sencilla preparada en diez minutos, a compartir las caladas de un cigarro, a charlar tranquilamente sin prisas, a pasear sin mirar a los lados, a poder besarnos donde, como y cuando nos apetezca, a tener una vida normal, a fin de cuentas...

Sé que no te digo nada nuevo con esta carta, sé que todo esto ya te lo he dicho antes y que lo sabes porque lo ves en mí, pero también sabes que tengo la necesidad de decírtelo de todas las maneras que se me ocurran, y hoy se me ocurrió ésta. Quizá mañana veas un avión con una pancarta diciendo todo lo que provocas en mí, pero eso ya es otra historia...

De Buenos Días Presiosa: "Porque una vida entera no es suficiente para amarte...".


lunes, 4 de febrero de 2013

¿Y si es real?

Anoche le prometí que haré todo lo que esté en mi mano para seguir escuchando sus carcajadas, su risa espontánea, para seguir viendo esa sonrisa en su boca y en sus ojos, para que siga siendo tan feliz como me dice siempre que es, para llenar su día a día de ilusiones, de inquietudes, de miradas para recordar, de momentos únicos, de besos, de caricias, de pequeños detalles, de simples gestos que transmiten un sinfín de emociones...

Su respuesta fue: "En tu mano está que siga soñando".

Y es que pasa que esto no es un sueño, pasa que ninguno de los dos va a despertarse una mañana con la sensación de que todo esto sea un vago recuerdo, ninguno va a abrir los ojos con el presentimiento de que nada de esto es real, ninguno de los dos va a temer pellizcarse por miedo a que la nube desaparezca, esta nube que nos tiene limerénticos, ataráxicos y, simplemente, locos perdidos...

Dicen que cuando sueñas y te despiertas, una forma de recordar lo que has soñado es ponerte a pensar en ello, quizá por eso somos el primer pensamiento del otro al abrir los ojos, para recordarnos que todo esto no es un sueño, para recordarnos que el otro estará junto al uno al despertar, que su carita dormida o su sonrisa de recién despierto será el primer momento del día que se quede grabado, lo que cargará la batería con la que afrontaremos la jornada... Y es que lo bueno de que todo esto no sea un sueño, es que nuestra vida es NUESTRA ahora, que seremos lo que queramos ser, que llegaremos hasta donde nosotros pretendamos llegar y como nosotros decidamos... Y es que él no puede imaginarse lo que siento cada vez que me dice "bicho" o "bichito", aunque me asuste por la ventana e intente tirarme al suelo, porque por esas cosas lo quiero más aún, por ser como es, por ser mi sueño...

Walt Disney: "No duermas para descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse".


viernes, 1 de febrero de 2013

Días...

Hay días en que te despiertas y parecen uno más, un día normal y corriente, de ésos en que te levantas de la cama, desayunas y empiezas con tus quehaceres. Hoy tenía un día de ésos, hasta que una conversación con mi madre, de ésas que hay que tener tarde o temprano, me ha dejado algo triste... y es que imagino que no es fácil intentar hacer entender a una madre por qué se acabó una relación de nueve años y medio, por qué necesito su apoyo y por qué en casa muchas veces me siento como si fuera una extraña.

De cómo una relación que se adivinaba para toda la vida, acabó porque me demostraron que el orgullo era más importante que yo, de cómo mis padres piensan que es sólo una excusa y que el verdadero motivo es la llegada de otra persona a mi vida, una persona que en menos de seis meses me ha demostrado que soy lo primero para ella, de cómo existen asuntos pendientes que resolver con la que fue mi pareja y mis padres se encuentran en medio, de cómo me culpan por haber abandonado la que era mi existencia, y digo mi existencia porque lo que yo tenía entonces no era una vida, de cómo llego a casa cada día, después de salir, con miedo a no saber lo que me encontraré, a no saber dónde está el problema porque ni siquiera me lo explican, de cómo me siento cada vez peor al hablar con mi madre, de cómo acabo llorando y sin recibir el abrazo que necesito, de cómo siento que acabaré volviéndome loca si esto sigue así... Y es que en días así cuesta mucho hacer frente a determinadas conversaciones, a determinadas situaciones, y aunque no pasa un sólo día en que no piense en la que fue mi pareja, en cómo estará, en cómo le irá... hay veces en las que ese recuerdo duele mucho más, por muy feliz que sea mi vida ahora, y es que en realidad, el pasado nunca llega a ser tal cosa...

Lord Byron: "El recuerdo del gozo ya no es gozo; mientras que el recuerdo del dolor es todavía dolor".