martes, 16 de octubre de 2012

Detalles

Son esos pequeños momentos, que se convierten en recuerdos de esos de sonrisa floja y automática, momentos que condicionan tu día a día, esas pequeñas cosas que no tienen más importancia que la que tú quieres darle, como cuando tu mejor amiga te pregunta qué tal estás y sabes que lo hace de corazón, que se interesa por ti de verdad, o como cuando esperas a que den las doce de la noche y unos pocos segundos, para felicitar por su cumpleaños a esa persona especial, sin importar que el sueño luche por hacer que caigas rendido. También está ese simple mensaje de buenos días, el que recibes a diario, siempre con las mismas palabras y que te alegra la mañana, la tarde, la noche, el día completo en definitiva, o esa foto que te sorprende, de cualquier lugar o de cualquier cosa que ese alguien especial querría compartir contigo en ese momento, o incluso cuando utiliza tu coche a modo de tablón de anuncios y te deja una notita haciéndote saber que se acordó de ti... Otro de esos pequeños momentos, que en realidad no tienen nada de pequeños, es ese en el que abres el buzón de casa y encuentras un sobre gordito, lo observas y ves que tiene tu nombre escrito con su letra... y notas cómo se te dibuja una sonrisa en la cara, porque sólo a ella se le podía ocurrir hacer tal cosa... o cuando sales de casa una hora y pico antes de lo que deberías, para poder estar con ella o quedarte después de clases o del trabajo, cuando estás reventado y sólo quieres volver a casa para darte una ducha y ponerte el pijama, porque todo eso pasa a un segundo plano, porque lo que te importa es estar con ella... y por supuesto, esas caminatas de dos o tres kilómetros a las horas de más sol, sólo para verla, para hablar, para darle un par de besos, sin que te importe el calor ni el dolor de pies... y esas veces en que te suena el móvil sin esperarlo, das un respingo, contestas temblando y te dice que está en la esquina de al lado, que ha venido a cambiarte el tubo fluorescente fundido de la cochera... o cuando intenta sacar un segundo de tiempo libre de donde no lo hay, para mandarte un mensaje, para decirte que se acuerda de ti, que eres genial... incluso esa vez en que quedasteis en daros un toque para veros y la dichosa cobertura se interpuso, haciendo que llegara a tu móvil un mensaje de aviso de sesenta y una llamadas perdidas...

Y es que son esos detalles los que van construyendo tu vida, los que te hacen sonreír, ilusionarte, añorar, reírte a carcajadas en el lugar menos idóneo, los que te hacen afrontar la vida con el mejor de los estados de ánimo, los que te predisponen a ser feliz. Valoro mucho esos pequeños detalles que para mí lo son todo y quizá sea demasiado pesada al agradecerlos, pero daría lo que fuera porque las personas que me los regalan supieran lo que de verdad significan para mí esos gestos.

George C. Lichtenberg dijo: "La tendencia humana a juzgar importantes las pequeñas cosas ha producido muchas cosas grandes".


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encanta que me escribas, sigue haciéndolo. Gracias =)