jueves, 11 de octubre de 2012

Aquellos maravillosos años

Se acerca el cumpleaños de mi sobrino el mayor, cumple trece años, y espera que su tita favorita le haga un regalo de esos que lo dejan con la boca abierta. Como no tengo ni idea de qué puede gustarle, empecé a tantear el terreno y le comenté que cuando yo tenía su edad (no hace tanto...), mis padres me regalaron un walkman... para qué le diría nada... me miró con cara rara y esa sonrisa que ponemos cuando escuchamos a nuestros padres intentando hablar como nosotros y sueltan expresiones del tipo "mega guay" o "monda lironda". En esos momentos me di cuenta de que ya no soy una niña, y de que las cosas han cambiado mucho en pocos años.

Recuerdo cuando ser pequeño consistía en no tener preocupaciones, en salir a la calle al volver del colegio y jugar con los amigos al fútbol, al trompo, a la comba, al escondite o a pillar. Recuerdo el "pase misí", la sillita de la reina y el "cheri morena cheri". Yo aprendí a leer con Micho y a sumar con los cuadernillos Rubio. Uno de mis mejores amigos de la infancia fue Atreyu, sus andanzas me hicieron reír, llorar y hasta llegaron a asustarme. Mis compañeros de aventuras fueron los libros de "El barco de vapor": de la serie blanca, "El jajilé azul"; de la azul, "Historias de ninguno"; de la naranja, "Fray Perico y su borrico" y de la roja "Finis mundi". Aprendí la diferencia entre cerca y lejos gracias a las lecciones de Coco, el Conde Draco me enseñó a contar hasta diez, Triki fue el culpable de mi adicción a las galletas de chocolate y descubrí que el teléfono fijo sigue funcionando cuando se va la luz, de la mano de Epi. En los recreos del colegio me dedicaba a cambiar cromos de "Bola de dragón" o estampitas perfumadas y un poco más tarde, a jugar a los tazos. Mis golosinas favoritas consistían en silbatos de caramelo, huevos de chocolate que escondían en su interior desde "Locodrilos" hasta cochecitos repletos de pegatinas, el famoso "Push Pop" tampoco se quedó atrás, aunque te pringabas de caramelo hasta las orejas, "Sugus" de todos los sabores (incluído el azul), "Peta-Zetas", con su consecuente irritación de paladar, "Phoskitos" y sin olvidar, por supuesto, la "Pandilla Drakis". En mis ratos de juegos me dedicaba a buscar a Wally, pegaba el "Blandi Blub" por cualquier sitio, construía máquinas imposibles con el "Mechanno", simulaba una granja con los "Pin y Pon", el "Tricky Bol"me sacaba de quicio porque siempre se me pasaba el tiempo, machacaba las palancas del "Tragabolas"...y mi perdición fue la "Sega Mega Drive", sí, la de 16 bits, esa en la que no existía la tercera dimensión y tenía los cartuchos más grandes que cualquier teléfono móvil de ahora, y que mi madre sólo me dejaba un par de horas a la semana. Mis amigos de la caja tonta eran "los Picapiedra", "Chicho Terremoto", "Bugs Bunny", "el oso Yogui", "Tom y Jerry", "Popeye", "los pitufos", "las tortugas ninja", "los mosqueperros", "los caballeros del zodiaco" y "Oliver y Benji". Recuerdo un tiempo en que los días festivos y fines de semana los pasaba en la calle jugando con mis amigos o dando una vuelta en bici, un tiempo en que la mañana de reyes, las calles se llenaban de chiquillos compartiendo sus nuevos juguetes, un tiempo en que las madres se asomaban por la ventana para decirles a sus hijos que "venga ya pa' dentro, que es mu' tarde y mañana tu padre madruga", un tiempo en que jugar en la carretera no era una misión suicida.

Actualmente las calles están desiertas por las tardes, la mañana de reyes es un día más para probar un nuevo juego de la PS3 o de la Xbox, la música no se regala en discos y ya no hay madres llamando a gritos a sus hijos por la ventana, son los tiempos de los móviles, de las nuevas tecnologías, de internet. Los niños de hoy en día saben mucho de whatsApp, de Facebook, de Tuenti y de videojuegos, pero lo que los niños de hoy en día nunca conocerán es la relación entre un bolígrafo "bic" y una cinta de cassette.

Samuel Chase escribió: "Condenar el progreso en todo es olvidarse de los vergeles que han hecho posible la desalinización del agua de mar, idealizarlo es olvidarse de Hiroshima".


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