lunes, 3 de septiembre de 2012

Miguel

Hace una semana, revisé mi correo como todos los días y ahí estaba, un mensaje de Miguel, un seguidor del blog que quería compartir su historia conmigo. Desde aquél día, son cuarenta y dos los e-mails que hemos intercambiado.

Miguel sólo quería poder hablar con alguien de su historia, es algo que no puede compartir con cualquiera, pero que no podía guardárselo dentro, tenía que contarlo, porque las cosas bonitas hay que contarlas y compartirlas. La historia de Miguel es eso, una historia más entre todas las que se ven día a día, a cada un@ le parecerá bonita, romántica, sin sentido, arriesgada o simplemente del montón...para mí es algo que no puedo describir con palabras, algo que no me causa una única impresión, creo que es una historia llena de valor, de locuras, de miedo, de ternura, de complicidad, de descubrimientos, de confianza,... y, después de tanto intercambiar correos con él, he llegado a hacerla parte de mí. Todos los días de esta semana, me he levantado y lo primero que he hecho ha sido mirar el buzón para ver si tenía un mensaje suyo contándome algo nuevo o no tan nuevo. Me habla de una ilusión nueva cada día, de despertar cada mañana con el mismo pensamiento en la cabeza, de un regalo con forma de mujer, de sonrisas en la cara por, simplemente, hablar con ella, de horas insuficientes de charla, de encuentros fugaces que no lo son tanto según el reloj, de la libertad de poder compartirlo todo. Me habla de una relación sin nombre, de algo a lo que no quieren ni pueden bautizar, de un vínculo que ha ido creciendo a la velocidad del relámpago, de un pacto de sinceridad, de un viaje compartido que van a disfrutar palmo a palmo sin mirar dónde acaba, de estar a gusto, de intenciones ausentes, sólo un carpe diem. Me habla de aguantarse las ganas en muchas ocasiones, de añorarse mutuamente cada segundo que están separados, de sonrisas cómplices, de miradas llenas de significado, de caricias sin fin, de intentos de secuestro, de abrazos infinitos, de despedidas dolorosas que no son capaces de llevar a cabo, de intercambios de mensajes a escondidas, de cómo la vida a veces es caprichosa, de cómo las cosas nunca son como esperamos, de que lo importante es seguir adelante porque a ambos les gusta lo que está ocurriendo.

Miguel, gracias por dejarme contar parte de tu historia, seguro que much@s se ven reflejados en ella. Yo misma me siento muy identificada. Espero que sigáis caminando juntos...

Una frase de Antonio Machado que tod@s conocemos, y es cierta, porque tod@s somos dueñ@s de nuestro camino: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar".


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