jueves, 20 de septiembre de 2012

Un jueves cualquiera

Hoy es jueves y como todos los jueves, hoy es día de mercadillo. La localidad está más activa que el resto de mañanas. Las madres se emperifollan más y se dan más prisa para dejar a los niños en el colegio, desayunar con las amigas y echar la mañana en la plaza, familias con los ojos aún pegados conducen sus furgonetas cargadas con productos varios y giran en la rotonda para dirigirse a la feria, los establecimientos cercanos ponen sus mejores ofertas para llamar la atención de nuevos clientes...

Y es que nada más pisar este rinconcito, se pueden palpar las diferencias en el ambiente, las calles de la feria desiertas los días restantes hoy están abarrotadas de todo tipo de personajes, personajes que van desde el grupo de adolescentes que aprovecha el recreo para darse una vuelta y comprar pintauñas de los colores más chillones que encuentren, hasta mujeres de treinta y pico ataviadas con sus modelitos más fashion y sus gafas de sol de pantalla que sólo dejan al descubierto unos labios pintados de rojo pasión, pasando por parejas de viejecitos tirando de sus desvencijados carritos de la compra que sólo contienen una lechuga y un kilo escaso de naranjas. También están las típicas madres chonis que se paran a hablar con la vecina en el sitio en que se encuentren con sus carros de bebé atravesados en el paso y el pobre crío, entretanto, restregándose los ojitos llorosos por la luz del sol, la señora con el yorkshire de imitación que, con correa y todo, se dedica a hacer zigzag entre mis pies y me hace tropezar o el joven de aspecto raro con el gran danés suelto que se acerca abriéndose paso entre la multitud para chuparme o montar un ménage à trois con mi pierna....Y empiezo a ojear los puestos, y me llegan las voces de los vendedores ambulantes: "¡¡A lebro, niña!! ¡¡Todo a un lebro!!", "¡¡María!!, mira que wenos malacatone traigo hoy", "¡¡Rubia!!, anda, cómprame un perfume de los wenos, de marca, ante' de que venga la pulisía","Agua fresquita, la coca-cola, la coca-cola, la coca-cola, refresco de limón", "¡¡Venga, morena!! ¡¡¡Breska y Zara un euro!!! ¡¡A euro!!"... y compro dos kilos de ajos por un euro a la gitana tan resalá de la carretilla, y el perfume Burberry por cinco euros al que está al lado de la fuente, y el disco de "Lagarto amarillo" por dos euros al negrito tan simpático que todos los días me saluda con su mejor sonrisa, y un par de sandalias por tres euros a la gitana que fue al "Diario de Patricia" (que ya no es de Patricia), buscando a su padre, y llego a casa cargada de bolsas, contenta por todo lo que traigo y lo poquito que he gastado, y estoy deseando escuchar mi nuevo disco, pero lo que debería sonar a "Lagarto amarillo" suena a "Camela", y me mosqueo, y me pongo a hacer la comida, echo mano de la bolsa de ajos y no encuentro ni un diente, sólo cabezas peladas y pellejos, y noto que empiezo a coger un color purpúreo, así que decido salir a comer a la calle, me cambio de ropa, me planto las sandalias y noto que en el pie izquierdo me faltan dos dedos de zapato, y de ese modo me doy cuenta de que he comprado un 39 y un 41, paso de mi nuevo calzado y me visto y cuando voy a salir de casa, recuerdo que no me he perfumado, así que, deseosa de probar mi nuevo perfume lo saco de la bolsa y me echo unas gotitas que huelen... ¿a qué huelen las nubes?, huele a "Blueberries"... Y es que al final lo barato sale caro, pero ya estoy deseando que llegue el próximo jueves para volver y comprarme una blusa muy mona que hoy no pude traerme porque no llevaba dinero...




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