jueves, 30 de agosto de 2012

A ellos

A ellos le debo todo lo que soy ahora. Ella me alimentó durante años, él me llevaba a pasear cuando ni siquiera sabía caminar, ella me enseñó a hablar, con él di mis primeros pasos, ella se levantaba muy temprano para darme el desayuno y prepararme para el colegio, él me llevaba y me recogía de la parada del bus todas las mañanas, con frío, lluvia o calor, ella me tenía preparado el almuerzo cuando volvía de clase, él me daba la mano cuando caminaba conmigo, ella fue la primera en darse cuenta de que me estaba saliendo el primer diente, él me llevaba a tomar fanta de naranja y me daba el dinero de la vuelta, ella me llevaba a la calle y siempre acababa comprándome algo, él me dejaba usar sus herramientas a pesar de que muchas veces acababa rompiéndolas, ella se dio un tijeretazo en la mano cuando me cortaba el pelo, él tenía toda la paciencia del mundo conmigo, con ella preparé mis primera comidas, él me enseñó a trabajar la madera, ella me enseñó a rezar, él me llevaba a los columpios del parque, ella me enseñó todas las canciones que sabía de pequeña, él me compraba los fascículos que me gustaban del kiosko, ella me enseñó cómo debía comportarme, él me enseñó que no debía decir palabrotas, ellos eran los únicos que me llamaban por mi nombre.

Con los años todo ha cambiado. Ella está muy mayor, apenas puede moverse sin ayuda, su pelo está más blanco, su mirada nublada, no oye bien, a veces le falla la memoria pero sigue teniendo ese carácter que sólo he conocido en ella,  ahora hay que tener mucha paciencia y darle mucho cariño aunque a veces no resulta fácil. Él se puso muy malito, cada día fue apagándose un poco más hasta que se durmió, recuerdo que lloró porque no pudo felicitarme en mi cumpleaños, recuerdo que no pude estar con él en su último día, recuerdo que nunca había sufrido tanto, con él se fue una parte muy importante de mi vida.

Nunca podré agradecerles todo lo que hicieron por mí sin esperar nada a cambio. No hacía falta darles las gracias, sólo un beso y una sonrisa les bastaba. Ahora mismo no sería nadie si mis abuelos no hubieran estado en mi vida.

"Nadie puede hacer por los niños lo que hacen sus abuelos: salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas". Alex Haley


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